Palabras de recuerdo y agradecimiento de la familia de Jerónimo Cotobal al pueblo de Alba de Tormes con motivo de la entrega del título de "Hijo Predilecto", el domingo 1 de diciembre de 2013.
"Sra. Alcaldesa, Sras. y Sres. concejales, familiares y amigos.
Lo que estamos viviendo este día puedo resumirlo con una sola palabra: gracias.
Mi padre recibe la distinción más alta que puede recibir un albense: “Hijo Predilecto de Alba de Tormes”. No existe un título que a él le pudiese haber dado mayor satisfacción. En nombre de su familia, y como hijo mayor de Jerónimo, “Mito”, les dirijo estas palabras de recuerdo y de agradecimiento.
Cuando observamos la trayectoria vital de Jerónimo nos llama la atención su enorme capacidad de trabajo, la constancia, la ilusión en todo lo que emprendía, la satisfacción por el trabajo bien hecho, su compromiso con los demás, con Alba, su pueblo. Y vemos que él, que vivió épocas y situaciones muy difíciles, no cejó nunca en su esfuerzo por vivir con dignidad, con honestidad, con sencillez, guiado por sus valores pero a la vez respetando los de los demás.
El resultado, ahora que podemos volver la vista atrás, es una influencia positiva para todos los que le rodearon, familiares, amigos, conocidos… En sus 83 años de vida no recordamos a nadie con el que se llevase mal. Realmente era amigo de todo el mundo.
Los más cercanos nos quedamos con su ejemplo, con sus enseñanzas, con su aliento ante los retos y obstáculos de la vida.
Fue la Universidad de la Vida la que le brindó una sabiduría que, a su manera, fue trasladando a su familia y a su entorno. Frases sencillas, muchas veces refranes populares, pero muy adecuados a cada situación. Por ejemplo, “medir dos veces y cortar una”. Una frase que aprendió, a su vez, de su padre, Gerónimo Cotobal (con G). O “Los pequeños detalles son la base de una gran organización”, frase que hemos podido aplicar en nuestro trabajo y en nuestra vida.
Ya hemos citado su capacidad de trabajo. Trabajo duro: recuerdo cómo nos contaba tremendas aventuras serrando árboles con sus hermanos en pleno invierno, en medio de una crecida del Tormes con el agua por la cintura… - y a la vez su disposición para sacrificarse por su familia que pasaba por dificultades. Tras el éxito de la Maqueta de la Basílica renunció, por ejemplo, a becas para cursos procedentes de Madrid, u ofertas de empleo desde un Bilbao en pleno desarrollo. “Mi padre está enfermo y mis hermanos me necesitan”, era su explicación para volver al trabajo, refrenando su talento y su legítima ambición de progresar, de triunfar. Así, el taller de Muebles Cotobal fue llenándose de inventos, de artilugios y de mecanismos que mejoraban la productividad, se introducían novedosas técnicas como el “falso mármol”, y comenzaba la fabricación en serie de taquillones y de su innovador -y patentado- armario plegable.
Nos impresiona su actitud ante los retos más difíciles: ¿qué puede pasar por la cabeza de un joven que emprende con entusiasmo una obra, la Maqueta de la Basílica, en la que él sabía que iba a invertir años de esfuerzo y de soledad?
Pero a la vez, un Jerónimo cercano y humilde era incapaz de decir no a encargos, peticiones o reparaciones de todo tipo. Los hijos le recordamos rematando un santo o unas andas hasta la misma tarde de la procesión, reparando un atril con el concierto casi comenzado… o una recordada anécdota, el ultimátum que le dio el antiguo párroco D. Miguel: ¡hasta que no me termines el confesionario de San Juan no te caso!, confesionario que finalizó la misma mañana de su boda.
Perfeccionista hasta el límite, aprovechaba la visita a casa de cualquier conocido para poner derecho ese cuadro que él encontraba levemente inclinado o, cuando éramos más pequeños y pasábamos algún día de verano en un apartamento, aún le recordamos con sus herramientas, empeñado en arreglar esa ventana que chirría o esa puerta que no cierra bien.
Pero una distinción como la que se le otorga en este acto no se justifica únicamente por la calidad humana del homenajeado. Alba de Tormes ha dado grandes hombres y mujeres, merecedores sin duda de estos u otros galardones. (Como ha mencionado la Sra. Alcaldesa,) la aportación fundamental de Jerónimo está en el terreno del patrimonio cultural y artístico, religioso e, incluso, musical de Alba de Tormes y de su Comarca, como así le fue reconocido en 2003 con el premio de la Asociación Cultural Albense, ASCUA.
Además de su obra emblemática, la Maqueta de la Basílica, el patrimonio de Alba de Tormes se ha visto enriquecido con la creación de obras, tallas, piezas de madera…, pero también con la restauración y recuperación de numerosas imágenes religiosas, andas procesionales o retablos, evitando su deterioro y, en muchos casos, su pérdida. Produce vértigo pensar que procesiones, romerías y hasta retablos de numerosos pueblos de nuestra comarca han estado pendiendo de un hilo, al borde de su desaparición, hasta que las manos y la generosidad de Jerónimo se cruzaron en su camino.
Esas mismas manos que Pepita, su mujer, nuestra madre, elogiaba en un poema que ya forma parte del legado familiar:
Dices que hablar es difícil, que no encuentras las palabras, y que, en cambio, con tus manos es muy fácil expresarlas.
Otra conocida anécdota: al preguntarle el precio por restaurar una imagen religiosa, Jerónimo contestaba: "por tallar unos dedos, digo yo que Dios ya me echará una mano". Y una frase que escuché hace tan solo una semana, en la celebración de la patrona de los músicos: “Tened cuidado no se caiga la imagen de Santa Cecilia, que ya no está Mito para restaurarla”.
Pero existe una aportación inmaterial, difícil de cuantificar, pero no menos importante: su amor por Alba de Tormes y por Santa Teresa. Cualquier acontecimiento ha sido bueno para promover con entusiasmo el nombre de su pueblo o el de su Santa, impulsando, por ejemplo, la reanudación de las obras de la Basílica -con el desaparecido D. José Sánchez Vaquero-, o promocionando el IV Centenario de la Muerte de Santa Teresa mediante la serie de “Las Fundaciones”. U orientando a turistas y peregrinos por los principales monumentos de la Villa, con aquel desaparecido cartel del “Recinto Teresiano”.
Y tantos y tantos proyectos y colaboraciones, de forma desinteresada, con el denominador común de la ilusión por Alba y la convivencia entre los albenses. ¿Recuerdan las fabulosas carrozas de carnaval de los años 80? ¿Y cuando en el Instituto se necesitaba un decorado para alguna obra de teatro? O, mucho antes, en los años 60, alguno de los aquí presentes pudo disfrutar, quizás, de un paseo en barca por el río Tormes, y aún recuerde las octavillas de propaganda que comenzaban así:
Con permisos concedidos y todo documentado los hermanos Cotobal una flotilla han montado.
Y nos decía Jerónimo, entre risas, que ni permisos ni documentos, que en esa época no existían...
Habría tantos detalles que mencionar que preferimos ver a continuación un pequeño resumen de imágenes, una retrospectiva de su trayectoria y de su obra.
Jerónimo, en el taller de su casa, en el “hogar del jubilado” como a él le gustaba llamarlo, decía que tenía proyectos para más de 100 años. Un amigo le decía: “sí hombre, dónde estarás tú dentro de 100 años”, a lo que Mito respondía: “no lo sé, pero los proyectos los tengo”.
Y como recordaba Nacho poco después de su fallecimiento: “¡qué se habrá estropeado en el cielo para que te tengan que llamar así, tan rápido, sin avisar y dejando tantas tareas empezadas!”.
Este 1 de diciembre, que podría haber sido un triste recordatorio del primer aniversario de su partida, se ha convertido en una celebración gracias a la generosidad de los albenses.
Muchas gracias al quinteto de clarinetes Évano. Su presencia aquí es mucho más que un acompañamiento musical: simboliza la relación que tuvo Jerónimo con la música, con las dos Bandas de Música. Pero también representa la relación inversa: la que han tenido los compañeros músicos hacia él, al que consideraban, con todo el cariño, “su abuelo”, el saxo barítono.
Queremos dar las gracias a todos los asistentes, familiares, amigos… Para ello, la familia ha editado un marcapáginas conmemorativo que queremos ofrecerles en recuerdo de este acto y de la distinción recibida hoy. Esperemos que les guste.
En nombre de la familia de Jerónimo Cotobal, es un gran honor recibir este título de “Hijo Predilecto de Alba de Tormes”.
Muchas gracias al Ayuntamiento de Alba de Tormes, Sra. Alcaldesa, Sras. y Sres. Concejales, a todos los asistentes y muchas gracias al pueblo de Alba de Tormes."